lunes, 13 de diciembre de 2021

II CERTAMEN CUENTOS IES AL-ÁNDALUS. TERCER PREMIO

 



ANA Y SUS ANIMALES

Cuando era pequeña, Ana llamaba la atención de todos sus vecinos, porque  era una niña muy bonita. Tenía los ojos verdes, el pelo rubio y rizado, la piel blanquita y una gran sonrisa. Vivía en un pequeño pueblo llamado La Colina, donde todos la conocían por ir siempre acompañada de una sonrisa y un animal.

Así fue su infancia, ayudando a todos los animales que se encontraban solos. Sus padres le tenían prohibido meter animales en casa, y eso a ella le ponía muy triste. Por más que lo intentaba siempre le decían que no.

Ana fue creciendo y el amor por los animales no desaparecía, parece que fuera aumentado con el tiempo. Tanto fue así que decidió estudiar veterinaria, aunque no lo tuvo fácil porque sus padres no tenían dinero para ayudarla.

Cada vez más vecinos iban a la puerta de su casa para que atendiera a algún perro, gato o caballo que estuviese malo. Ella no les cobraba porque hacía lo que le gustaba. Lo hacía de corazón.

Cuando terminó la carrera, les propuso a sus padres montar una clínica veterinaria, y sus padres les respondieron que no tenían dinero. La sonrisa de Ana desapareció y la causa fue conocida por todo el pueblo. Entonces, los padres decidieron montar una tómbola solidaria para recaudar dinero para la clínica de Ana. Todos los vecinos del pueblo participaron en la tómbola para ayudarla.

Y así fue. Pasados unos meses y Ana pudo tener su clínica veterinaria en su pueblo y todo fue gracias a la idea de sus padres y a la solidaridad de sus vecinos.

 

Samuel Auxilia Marín

II CERTAMEN CUENTOS IES AL-ÁNDALUS. SEGUNDO PREMIO

 



ATENEA Y SU RELOJ

 

Cuando era pequeña Atenea era una niña que se quejaba siempre de que nunca tenía tiempo para nada.

Un día, sentada al sol en su ventana, recordó cuando era pequeña, recordaba que dormía todo lo que quería. Jugaba mucho, veía mucho los dibujitos y era muy feliz ya  que tenía tiempo para todo.

Cuando se hizo mayor, entró en la guardería, luego en infantil, y ahí fue donde veía que había que levantarse temprano, con mucho sueño. Pasaron los años y llegó a primaria y Atenea seguía quejándose. Su abuelo, de tanto escucharla siempre con lo mismo le regaló un precioso reloj de cuco. Cada hora que pasaba salía un pájaro diciendo: ”cu-cu” “cu-cu”.

A ella le encantaba sentarse frente a ese reloj, pero un día, en vez de salir el pajarillo,  salió un duende pequeño y chillón. Ella se quedó congelada, con la boca abierta. El duende la saludó y le dijo: ”¡Hola! Mi nombre es Mis Clock, soy el dueño del tiempo y te aconsejo que gastes el tiempo en cosas que te gusten y que te sirvan para el futuro”. De pronto Mis Clock desapareció. Atenea seguía congelada sin decir una palabra. Ella le escuchó y le hizo caso. Se sentaba a estudiar frente al reloj y cada vez que decía “cu-cu”, Atenea sonreía pensando en que había pasado una hora que  había aprovechado estudiando para su futuro.

 Reyes Arahal García

II CERTAMEN CUENTOS IES AL-ÁNDALUS. PRIMER PREMIO

 

 

 LA PIRATA VERDE

 

Cuando era pequeña, Cloe, niña de piel blanca, tenía la idea de ser pirata como su padre. La madre de Cloe tuvo una nueva hija, a la que llamaron Aldi. Vivían en Velde, un lugar donde convivían personas de piel verde con personas de color blanco. Era una zona montañosa y los de color verde vivían en una gran cueva con inmensos tesoros de sus antepasados piratas. Cloe quería cuidar de su familia porque ya no tenía a su padre, pero la banda de niños piratas le hacían la vida imposible porque la veían débil. Los chicos comían carne ahumada y atacaban a barcos ingleses.


Un día Cloe tuvo una gran idea: podía hacerse pasar por un chico de piel verde de los que vivían en cuevas. Fue a su cocina y cogió un mortero de madera que tenía su madre, lo metió en una talega junto a un bote de alcohol y emprendió camino al bosque. Una vez en el bosque, buscaba plantas que pudiera machacar con la ayuda del alcohol y obtener un líquido verde para untárselo en la piel. Cogió plantas verdes y le echó alcohol, pero la mezcla le salió marrón, entonces, añadió otra planta aún más verde y ya lo consiguió. Se lo llevó a su casa y se lo puso allí para que nadie la viera. Al terminar, parecía un chico del grupo de las cuevas. Se fue al desván y buscó en un arcón antiguo ropa de pirata. Se puso una camisa blanca y un pantalón gris con botas altas. También se colocó un cinturón de hebilla ancha y, por último, se puso una chaqueta roja. El pelo se lo cortó como un niño con la ayuda de una espada que encontró de su padre y, después, se colocó un pañuelo a cuadros rojos.


Cloe era feliz e iba en busca de aventuras. Se cambió de nombre, Jacke, y se presentó ante la banda como un chico de la montaña. Ellos lo aceptaron y, poco a poco, fue convirtiéndose en el líder de una pandilla de cincuenta piratas. Cuando estaban juntos en el mar, jugaban a luchar contra los enemigos, echaban pólvora a los cañones y, de vez en cuando, robaban barcos de otros países; con lo cual podría ayudar a su madre y hermana.


Con el tiempo, los chicos se hacían mayores y les crecía barba, pero era extraño que Jacke era lampiño. Un día, uno de los chicos la descubrió; era una chica, así que Cloe tuvo que contar la verdad. Los chicos lo comprendieron y la aceptaron. Además, Cloe seguía siendo líder y, a partir de entonces, se admitían chicas piratas.

Ángela García Brenes